jueves, 26 de mayo de 2011

¿Lanzarás la piedra?



Imagina la siguiente situación, tu país tiene una ley el cual ordena que a las personas que sean encontradas en pecado hay que llevarlas a la plaza y matarlas, si no cumples esa ley tienes que pagar una condena. En los tiempos de Jesús existía una ley similar, si por ejemplo hallaban a una prostituta en el acto sexual, debían llevarla a un lugar para que las personas le lancen piedras hasta que muera; parece crudo, pero creo que tú y yo hubiésemos cumplido con la ley, ya que eso era lo correcto, pero un día paso que… “Jesús se fue al monte de los Olivos. Y por la mañana, volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Más esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” Juan8:1-11.

Jesús con su inmensa sabiduría dejó de lado esa ley, para varias cosas, creo que una de ellas es que no somos nadie para juzgar a los demás, si no que solamente Dios es el juzgador, la otra razón pienso, es que Jesús quiso mostrar su amor y perdón a alguien que estaba arrepentido, tal como debemos hacer nosotros (“ama a tu prójimo como a ti mismo”, “perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden”).
El día de hoy vemos que sigue pasando algo común al tiempo de esa historia bíblica:
1.- Seguimos no siendo libres de pecado.
2.- Seguimos arrojando piedras.
Hace un tiempo atrás, alguien el cual amo mucho, cometió un pecado que salió a la luz y desde ahí los miembros de la iglesia comenzaron a alejarse, a apuntarlo con el dedo, a juzgarlo, y a hundirlo más en el hoyo en el cual se había metido en vez de darle una mano y sacarlo. Siendo que nadie está libre de pecado ¿por qué las personas de la iglesia tomaron las piedras de chismes, piedras de juzgar, piedras de enojo, piedras de rechazo para esa persona? Creo, de forma muy personal, que las personas de la iglesia están siguiendo la ley de la religión y no la de Dios. Nosotros como cristianos y como hijos de Dios deberíamos tomar una actitud diferente con respecto a estos temas, deberíamos ser como Jesús quiere que seamos, Jesús nos ha enseñado a amar al prójimo, Jesús nos ha enseñado a ser buenos hermanos y cuando caiga uno, ahí debe estar el compañero para levantarlo (Ecl.4:9), nos ha enseñado a perdonar.
No hay día en que no seamos tentados, lamentablemente siempre tenemos la opción de pecar, de fallar a nuestro Dios, de caer al fondo de nuestras vidas, Dios por su misericordia nos permite avanzar, y él a pesar de lo malos que somos está con los brazos abiertos para recibirnos, volver a limpiarnos y seguir trabajando en nuestras vidas, la clave está en que no debemos dejar de permanecer en él, que lo busquemos en la intimidad, que oremos, ayunemos, leamos y estudiemos su palabra, que nos congreguemos, que seamos luz, en resumen que sigamos su voluntad.
Si hay alguien ya sea cercano o no tanto a ti, y está pasando por momentos de dificultad, no lo juzgues ni lo abandones, acércate a él y muéstrale que no está solo, oren juntos, ayunen juntos, crezcan acompañados. Personalmente me ayuda mucho estudiar la palabra de Dios con mis amigos, orar con ellos, debatir y compartir de Dios, como somos un cuerpo lo ideal es que crezcamos juntos, ayudándonos y demostrándonos amor los unos con los otros. Espero no lances la piedra.
Dios los bendiga y guíe en todo momento. No dejen de buscarlo, estén atentos a la palabra de Dios.