lunes, 8 de junio de 2015

Cuando se es nuevo o visita en la iglesia.

Cuando estuve de vacaciones el año pasado, asistí a algunas iglesias amigas de visita u observador, o para dar algún tema bíblico… Es lindo ver personas que uno conoce y tiene cariño, ver personas que años atrás eran niños y ahora están entrando a la universidad (¡qué viejo me hace sentir esto!, a pesar de que aún soy joven).
Como estuve de visita, quise tomar esa mirada en algunas iglesias locales y conversar con amigos de otras iglesias también, y que raro  fue, e incómodo a la vez ser visita en una iglesia. Quiero compartir algunos consejos para las personas que van por primera vez a la iglesia o llevan poco tiempo congregándose en una iglesia local y también otras recomendaciones para los que son miembros antiguos,  para que las visitas o nuevos no sientan que somos extraterrestres o de otro mundo (aunque bíblicamente no pertenecemos a este mundo, pero haciendo referencia a nuestro modo de vivir).
El objetivo de la reflexión es que podamos meditar en algunos aspectos que como cristianos debemos mejorar en nuestra congregación cuando recibimos a alguna visita o alguna persona que es nueva en la iglesia.
Para los nuevos o visitas, es normal entender muy poco de lo que se habla, ya que generalmente en las iglesias evangélicas (que es lo que más conozco) hablamos en un idioma muy “evangélico”, como por ejemplo “Reciban la gloria de Dios”, “Que Dios se manifieste”, “Que la gracia de Dios toque tu vida”, “Amén”,  “Que se derrame el Espíritu Santo”, “Entrar en la presencia de Dios”, “Lluvias de Bendición caerán”, “Jesús, Dios, Jehová, Señor, Padre”, “Gloria a Dios”  y muchas otras palabras que escucharás seguramente o has escuchado, pero que no entiendes bien a qué se refiere, ya pronto irás entendiendo, y no todos hablamos así, como consejo para los  miembros de una iglesia, no hablemos tan “evangélicamente”, si bien, Dios da entendimiento, no es necesario confundir o dejar con dudas a las personas nuevas, de hecho, debemos aclararle sus dudas.
El amor de Dios, generalmente en las iglesias locales hablamos mucho sobre el amor de Dios, pero qué hacemos cuando llega alguien nuevo, o alguien no muy social que no es amigo de nuestro “grupo”, lo vamos a saludar, le decimos “Hola, bienvenido, Dios te bendiga”, y luego no lo tomamos en cuenta durante la reunión, hasta que acaba y le mencionamos “que agradable fue tenerte con nosotros, espero puedas venir la próxima semana, te amamos en el amor de Dios”, pero durante la semana ni nos preocupamos en hacerle siquiera una llamada telefónica, bueno, ni siquiera en la reunión se acerca la gente para saludarte en ocasiones, como consejo, no solo hablemos del amor de Dios, sino que pongamos en práctica este amor. O si no, esa persona es probable que no regrese.
La música, muchas veces el centro de las iglesias (lamentablemente), o parte del show, donde se levanta las manos, se cierra los ojos, llora, etc., para los nuevos, muy raro, para los que llevan un tiempo, quizás por copiar, y los más antiguos, no explicamos el sentir de adoración, que no depende de la música, sino de nuestra experiencia con Dios, nuestra humillación y reconocimiento de que Dios, es Dios (rey, salvador, amigo, padre, consolador, etc.). Visita, no es necesario que mueva la boca y se haga que está cantando para que los demás lo vean, si no lo quiere hacer, trate de meditar en las letras de las canciones, que eso es algo importante, si tiene fea voz, y quiere cantar, hágalo, Dios se fija en nuestro interior, podemos cantar hermoso, pero ser vanidoso con ello, y Dios, seguramente ahí nos escucha como tarros simplemente. Hermano cristiano, trate de explicar lo que estamos cantando, porqué lo hacemos, cuál es el sentir de la canción, qué historia tiene el himno, porqué aplaudimos, etc. Si no lo sabe y lo hace porque es bonita la canción, busque usted también.
La predicación: Es el momento donde alguna persona, generalmente pastor o líder de la iglesia, pasa adelante a hablar, se espera obviamente que sea de la Biblia, consejos de ella, llamados, temas por mejorar de nosotros, alguna historia, etc., a veces se usa un vocabulario un poco confuso también, y referente al tiempo, se puede estar de 15 a 1 hora o más hablando, créanme, a las visitas les da sueño, escuchar algo que no está en “su idioma” y también cuando nos alargamos mucho, no es una rendición de cuentas del presidente, es hablar de Dios, ojalá no tan largas, porque está científicamente comprobado que después de mucho hablar perdemos la atención del escucha, nos comienza a dar sueño o comenzamos a pensar en otras cosas, nuestra mente divaga. Señor predicador, sea breve, sea concreto, no sea tan plano para hablar por favor.
La ofrenda: Quizás para una visita o alguien nuevo en la iglesia, por un tema de influencia cultural, cree que la ofrenda es como “el sueldo del pastor” o el “precio de la entrada a ese lugar”, no es así, sino que el dinero se usa para la compra de materiales para la iglesia, para reparaciones, gastos generales, igual bien, el pastor recibe un salario, de parte de los diezmos, pero es una paga por el trabajo que realiza, ya que es su única función (al menos en la iglesia que voy), en otros lugares, y más en estos tiempos, los llamados pastores efectivamente se preocupan mucho del dinero, y la prosperidad… lucran con esto. Si va a una iglesia no tenga vergüenza de preguntar qué se hace con el dinero, una iglesia transparente en sus finanzas va a aclarar el paradigma de que es un negocio más, y ese no es el propósito. Primeramente debemos tener en cuenta que la ofrenda a Dios debemos ser nosotros y nuestras vidas. Hermanos cristianos, expliquemos a los nuevos, en qué consiste la ofrenda y el diezmo. Visita o nuevo en la iglesia, si la congregación en la que está yendo, solo hablan de dinero, prosperidad, bienes materiales, aléjese de ellos.
Un show o club social: A veces es mirado como esto, el culto como un show, ya que es siempre lo mismo (oración de bienvenida, saludos, lectura bíblica, música, oración, música lenta, predicación, ofrenda con música, música, despedida). Un club social, porque solo nos vemos algunos días de la semana y tenemos nuestras reuniones programadas. Por favor si lo ve así, o si lo hacen así en su congregación, no vea eso, sino que vea lo importante que es congregarse en una iglesia local, es necesario para se rodee de gente pecadora e imperfecta (esto para mí primeramente), pero con ganas de mejorar y acercarse a Dios y ser más como él, porque así, podemos mejorar juntos y vivir grandes experiencias, y más que un show, trate de ver a Dios, de aprender, vea y saque lo bueno de esas experiencias. Ya, si ve algo muy raro, gritos, saltos, que “levitan” (no es literal, solo una exageración) o hablan más de dinero, de prosperidad, en vez de hablar de Dios, de ser como él, tenga ojo y cámbiese de iglesia.
¿Voy por mis amigos o voy por Dios?: Si bien, el conocer gente cristiana es de mucha bendición, no pierda el propósito de reunirse con sus hermanos, aprender más de Dios, y de poder servir en una comunidad, no vaya o deje de ir por personas “x” (amigo, novia, familiar, etc.), que si no van ellos, no voy yo, porque eso no es lo fundamental. Aproveche sí, de conocer y hacer una relación con cristianos, si bien, somos imperfectos, tratamos de demostrar amor y no solo sábados y domingo, sino, durante todos los días del año, eso es lo que debería ser, esto último un consejo para los que somos cristianos.
Busque gente que le pueda ayudar a entender mejor: Dios no por casualidad permitió que usted pudiera ir a la iglesia, quizás algún amigo o familiar lo invitó, quizás llegó solo, sea como sea, fue por amor a Dios, él lo buscó, y aunque no entienda nada las primeras veces que vaya, de un paso más, sea valiente y atrévase a acercarse a alguien y pregúntele lo que no entienda, quizás después de la reunión se puede acercar al pastor, o también a alguna persona que note que es alguien que lleva tiempo, se dará cuenta de inmediato, ya que es el clásico hermano que saluda a todos, anda con una sonrisa, a veces con la Biblia bajo el brazo, quizás tiene alguna participación en la reunión como abrir la puerta, retirar la ofrenda, cantar, estar en la amplificación, tocar algún instrumento, etc. Si bien, como mencioné en párrafos anteriores, efectivamente nos pueden ver como seres raros, y en cierta parte es porque no somos ni queremos ser como las personas de este mundo, sino, porque queremos ser como Jesús y obedecerle a él.
Aunque se sienta incómodo, no olvide que Dios tiene un propósito para usted, y nada hace por casualidad.

Hermanos, aprendamos de la iglesia antigua, copiemos lo que leemos en el libro de Hechos, o en otras partes de la Biblia, consejos de Jesús, Pablo, Juan, etc. Dios nos guíe a no ser piedra de tropiezo para las nuevas personas sino de edificación y bendición.
"Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.
Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos."

Hechos 2:44-45.

Mis mejores deseo, querido lector.

domingo, 7 de junio de 2015

Jesús extiende su mano.

Mateo cuenta la siguiente historia:

"En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.
Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.
Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.
Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.
Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.
Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.
Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios."

Mateo 14:22-33.

Nosotros como personas tenemos varias opciones, ir en el bote y seguir con nuestras vidas ordinarias, avanzando en las aguas, pescando, recorriendo libremente, a veces sin dirección, solo por andar en el mar, otras con el propósito de "pescar algo", quizás alcanzar alguna meta, un proyecto personal; pero también otras veces somos azotados por las olas, donde el viento es contrario a nosotros, el mundo va en una dirección como las olas y el viento y nosotros como cristianos vamos en contra de ellos, no sabemos qué hacer, pero Dios en su misericordia aparece de alguna u otra forma en nuestras vidas, nosotros, por algo natural, tememos, nos turbamos a interrumpir por alguna razón (porque nos escogió) el curso natural de nuestras vidas, nos haya ido bien o mal según nuestra opinión, pero se aparece, y nosotros dudamos de quién realmente es, y nos dice "no temas, soy yo" y luego como Pedro, nosotros más encima queremos probar si realmente es Jesús, pero él, nos  invita a hacer algo fuera de lo común, salir de nuestra comodidad, de lo que conocemos y todos hacemos, nos pide algo más, pero antes nos invita y dice  "Ven", lo extraordinario es que podemos caminar sobre las aguas, lo extraordinario es que él nos llama a dar un paso de fe, nos atrevemos a salir de nuestro bote, este encuentro extraordinario, en el que Jesús nos dice "ven", puede pasar en un momento de dificultad, donde nuestro bote está siendo azotado, puede ocurrir en un día soleado, en un día de pesca, puede ocurrir en cualquier lugar, en cualquier momento, pero lo que sí ocurre siempre, y siempre de la misma forma es que Jesús nos dice "ven", dándonos ánimo además. Bien, accedimos finalmente, salir de nuestro bote, para caminar de otra manera, para hacerlo de una forma extraordinaria, ¡fuera del bote!, ¡sobre el agua! y ahí comenzamos a avanzar, aunque a veces tenemos miedo, nos desenfocamos de lo que estamos haciendo, comenzamos a preocuparnos de otras cosas, y dejar de fijar nuestros ojos en Jesús, sino que en el viento, en las olas de la vida, con esto comenzamos a hundirnos, nos empezamos a desesperar, cada vez se hunden más nuestros pies, pero no olvidemos que Jesús nos dijo ven, él nos invitó, él nos escogió, por ende pidamos ¡Jesús, sálvame!, inmediatamente Jesús extiende su mano y nos sujeta fuertemente, nos levanta y nos saca de esa situación de inundación y ahogo, de ese problema, de ese momento de descenso espiritual; nos rescata y nos exhorta, y pregunta porqué dudamos, cuál es el motivo de nuestra falta de fe, si nos muestra que es capaz de calmar el viento, de tomarnos de la mano, de llamarnos, de escogernos... y nosotros no somos a veces capaz de confiar, si sabemos que es verdaderamente el Hijo de Dios.
Quizás es una metáfora de esta gran historia, pero aplicable como reflexión a nuestras vidas, sobre Jesús, que nos llama y extiende su mano para salvarnos y ayudarnos.

Dios nos guíe querido lector, a que cuando caminemos por las aguas, fijemos nuestra mirada en Jesús, y si nos comenzamos a hundir, tener presente que él extiende su mano, para sostenernos, para levantarnos, para que sepamos que nos da otra oportunidad, para que nos aferremos a él.

Bendiciones al que lee, Dios nos ayude a reflexionar y sostener la mano de Jesús.