lunes, 22 de noviembre de 2010

S.O.S. (Se Ofrecen Soluciones)


Hola querido lector, gracias por entrar al blog, espero estés muy bien y Dios esté usándote y llenando día a día tu vida, te dejo un devocional de www.especialidadesjuveniles.com

S.O.S. (Se Ofrecen Soluciones)
Por Patricia Marroquín

Vivimos en un mundo complejo, la vida es complicada, no siempre es justa, no te pide permiso para hacer de las suyas... Y peor aún, no siempre encontramos soluciones a nuestros problemas.
Paralelamente el mundo en que vivimos tiende a querer tener todas las cosas bajo control:
- "Mi vida es mía, a mí nadie me controla, ni me dice lo que tengo que hacer, yo digo la última palabra, yo controlo la situación", dicen algunos, pero las cosas no funcionan así.

Josafat, un poderoso rey de Judá, solía ser de los que les gustaba tener todo bajo control, pero un buen día sus enemigos lo rodearon y le declararon la guerra y la Biblia nos cuenta que:
"Josafat sintió miedo y decidió acudir al Señor.... (v.12b) Nosotros no tenemos fuerza suficiente para hacer frente a ese gran ejército que nos ataca. ¡No sabemos qué hacer; por eso tenemos los ojos puestos en ti!". 2ª Crón. 20:3 y 12b

¿A dónde ir o a quién acudir para obtener respuestas a las preguntas que surgen cuando las cosas escapan de nuestras manos? ¿Cómo entender lo que está pasando?
Por lo general, en los casos extremos, ¡hasta los incrédulos recurren a Dios sin dudar! Pero ¿qué hay de las cosas del diario vivir, aparentemente "fáciles" o "sencillas"? Solemos relegar a Dios a un segundo o tercer plano, hasta que nos volvemos a encontrar con la soga al cuello y corremos a Él por ayuda: - "¡Sácame de está Dios mío, dame una solución!".

"En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan". Heb. 11:6

De una u otra forma, todos podemos vernos reflejados en la vida de Josafat: Estamos felices y nos sentimos poderosos cuando todo marcha bien, hasta que perdemos el control de la situación y no sabemos qué hacer. Entonces, al darnos cuenta de nuestras limitaciones e incapacidad para hacer frente a situaciones complejas, pedimos socorro al único que puede darnos la salida a nuestros problemas: Dios. Pero creer en Dios no es suficiente, (hasta los demonios creen), ese es sólo el principio. El desea mucho más: nuestra vida entera, nuestra confianza y entrega total.

Dios no anda jugando a las escondidas... Él está disponible para conversar con todo aquel que con su mente y corazón cree que en Él, no sólo en las buenas o en las malas, sino siempre. Él está esperando escuchar nuestras oraciones, está atento a nuestras peticiones y dispuesto a darnos soluciones por medio de su Palabra.
Es cierto, la Biblia no siempre tiene soluciones específicas para algunos de los problemas que enfrentamos. Sin embargo, más que darnos recetas "mágicas", en ella Dios nos da pautas a seguir y dirección en cuanto a la moralidad.
Los consejos sabios de Dios guían nuestros pasos y evitarán que caminemos hacia el fracaso y la frustración. ¡DIOS OFRECE SOLUCIONES!

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