miércoles, 17 de agosto de 2011

Príncipes y Sapos.



Saludo a cada lector y espero cada tema y reflexión sea de bendición para sus vidas y también para quienes los rodean, a continuación un devocional de Patricia Marroquín de Especialidades Juveniles Chile (www.especialidadesjuveniles.com), sean "besadores" como dice Paty, un desafío para cada uno de nosotros.



PRINCIPES Y SAPOS.
Por Patricia Marroquín.

Seguro conoces la historia de una bella princesa que caminando por el bosque se topó con un sapo feo y pegajoso que "le hablaba" pidiéndole que por favor le diera un beso. Obviamente la princesa se negaba, la sola idea de acercarse a tan feo animal le producía asco.
La princesa salía a pasear al bosque todos los días y cada vez que lo hacía se encontraba con el sapo que le rogaba que le diera un besito.
Finalmente, después de muchos ruegos, y tal vez por lástima, la princesa aceptó besarlo en los labios, y cuál sería su sorpresa que al hacerlo aquel baboso sapo se convirtió en un apuesto y bello príncipe.

Y tú, ¿qué hubieras hecho en su lugar? Seguro que por más ruegos que aquel sapo te hubiera hecho, al igual que yo, ¡¡jamás te hubieras atrevido a besar a aquel verdoso anfibio!! Bueno, pues eso es precisamente lo que Dios nos ha pedido que hagamos como su iglesia, que salgamos de nuestros hermosos y cómodos castillos (templos), y vayamos a besar a millones de sapos que ruegan en su interior por ser transformados.

Lucas 19:10 dice: "Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido".

Así es, Jesús mismo encarnó la expresión de amor más grande y poderosa que jamás, en toda la historia de la humanidad, ha existido. El único Hijo de Dios se hizo hombre, vino a la tierra para salvarnos, a nosotros los "sapos" pecadores, y darnos una vida nueva, totalmente renovada, y convertirnos en hijos de Dios, o sea príncipes y princesas. Pero no lo hizo para que nos quedáramos encerrados en nuestro mundo de fantasía, sino para que salgamos a dar "besos" (muestras tangibles del amor de Dios), a todos aquellos con quienes nos rodeamos día a día.

¿Por qué nos cuesta tanto amar a personas que son y piensan diferente, y peor aún, a aquellas que nos hacen daño? Bueno, pues porque son feos, no se lo merecen, ¡son demasiado pecadores! Nos gusta "besar" a los que amamos, sirviéndoles, ayudándoles, acompañándoles, etc. Sin embargo Dios también nos llama a amar a los que según nosotros son apos.

"Pero vayan y aprendan lo que significa: "Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios." Porque no he venido a llamar a justos sino a pecadores". Mt. 9:13

A Dios le tienen sin cuidado nuestros actos religiosos carentes de amor por nuestro prójimo, (dentro o fuera de la iglesia). No es fácil amar a cualquiera, pero para eso él nos ha amado primero y nos ha capacitado para amar de la forma como él nos ama. No porque lo merezcamos, o porque seamos buenos, sino porque su amor inmerecido (misericordia), es inmenso y cubre toda nuestra fealdad.

Ayúdanos Señor a ser veraces y llénanos de tu amor para amar a las demás personas, porque no queremos llenarnos la boca diciendo que te amamos tanto, (aún sin verte), y ser indiferentes y tratar mal a los que tenemos a nuestro lado, porque eso nos convertiría en mentirosos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario