martes, 17 de agosto de 2010

El último aliento




Hoy fui al funeral del hermano de un compañero de trabajo, el otro día cuando llegó a su casa mi compañero encontró muerto a su hermano, que impresión y que momento más difícil para él, más aún cuando no estaba preparado porque fue inesperado, ya que existen casos en el que los familiares están a la espera de que llegue el triste momento. Lo que pedí al Señor y le dije a mi compañero es que Dios le diera el consuelo y las fuerzas para seguir adelante.
Hace menos de un año, falleció mi abuelita, la persona que más he amado en la vida y la mujer que me llevó a los caminos de Dios, ella tenía más de 90 años, estuvo hospitalizada un tiempo y después que le dieron el alta cada vez se sintió más débil, después de unos meses ya no se levantaba, y cada vez podía hacer menos cosas, una noche de viernes le fui a dar las buenas noches (en ese tiempo vivía con ella) y la noté extraña, al día siguiente fui a trabajar y mi tía llamó que la habían hospitalizado porque le había dado algo como una trombosis, un lado de su cuerpo quedó paralizado, ya no podía hablar, no podía masticar, sólo se alimentaba de jaleas, jugo, leche, y alimentos similares, el día miércoles o jueves en la noche se quejaba mucho, así que fui a buscar a mi tía, que vivía en la casa vecina de la de mi abuelita, le dije que se estaba quejando mucho, y llamamos a la ambulancia, la llevaron y me quedé con mi prima recordando momentos con nuestra anciana y amada abuela y también llorando, llegó mi tía a casa y nos dijo que a mi abuelita no le quedaba mucho tiempo, fueron momentos muy tristes, sinceramente siempre temí en que llegara ese episodio en mi vida, siempre me traté de preparar, pero vivirlo era distinto, el día sábado estaba trabajando y sonó mi celular, me llamó un amigo que trabaja en el hospital y me dio la noticia de que la persona que más amaba en el mundo había fallecido, hablé con mi jefe para contarle, llamé a uno de mis mejores amigos que llegó en pocos minutos a mi trabajo y fui a la morgue donde estaban mi papá y mi tía, esa fue la semana que más he llorado, pero Dios me dio consolación, la velamos en la iglesia de mi ciudad natal y donde ella me llevó y la sepultamos en donde estaban los restos de mi abuelito.
Pude sentir muchas cosas aparte de la tristeza que había en esos momentos en mi corazón, como por ejemplo tener la seguridad de que ella está en el cielo, también pude ver el amor de mi familia, y que nos ayudó para unirnos más, ver el cariño de mis compañeros de trabajo al hacerse presente en esos momentos de dolor, de mis compañeros de curso al entregar su sentido pésame a mí y a la familia afectada, y también a mis amigos y hermanos cercanos de la iglesia que me abrazaron y me dieron una mano para seguir avanzando, también gente que conocía por internet a través de un juego y amigos que he hecho ahí.
Siempre he pensado que sólo iba a ser incapaz de poder soportar ese momento y salir adelante, sin Dios hubiese caído derrotado, en esos momentos realmente me sentí sólo, pero Dios me demostró que no era así, Él pone a personas cerca de nosotros para que en cualquier momento de dificultad nos ayuden a levantarnos, Dios es nuestro consolador “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación”2 Corintios 1:3-7.
Debemos preocuparnos de algo como cristianos estando en vida, conociendo a tantas personas, amando a tanta gente, ¿te has preguntado a qué lugar irán cuando mueran? A veces como cristianos somos mezquinos con respecto a esto, decimos querer a nuestros amigos, amar a nuestra familia, pero jamás le hemos hablado del fin de la vida personal, del último aliento, si en realidad amas a esas personas y sientes compasión por ellos, háblales de Dios, y entrégales la oportunidad tal como lo hizo mi abuelita conmigo para conocer a Dios, para conocerlo de cerca, para vivir en Él y vivir con Él, entrega el regalo maravilloso a esas personas que amas y enséñales que "Yo (Jesús) soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí." Juan 14:6 muéstrales que después de esta vida hay una eternidad, pero acá en la tierra se decide adonde ir, si al cielo o al infierno, hazlo ahora antes de que sea tarde, por mi parte a veces me cuesta mucho, pero no nos dejemos estar, no nos quedemos sentados ni callados, Dios nos dejó la misión de ir a hablar de Jesús a las naciones, a nuestro prójimo “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Mateo 28:18-20, recuerda que Jesús es el ÚNICO camino para llegar al cielo… ¡Síguelo!
Espero hermano que en tu mente esté esta convicción “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” Filipenses1:21, esto lo dijo Pablo, pero tú y yo podemos tener la certeza en nuestras vidas como cristiano que el vivir es Cristo, todo por Él y para Él, una vida dedicada a nuestro Señor, y el morir es ganancia porque estaremos en un lugar preparado para nosotros, si en este momento no está esa convicción en ti, busca a Dios y llénate de Él.
Ten presente tres cosas, Dios es nuestro consolador, háblale a las personas de quien es Dios, y si crees y sigues a Cristo y lo tienes en el corazón ten la certeza de que para ti, morir será ganancia.
Bendiciones para ti.

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